miércoles, 11 de enero de 2012

El budismo... en busca de iluminación sin Dios



Una visión exhaustiva sobre esta religión y su contraste con la Biblia

(La lectura está marcada con párrafos numerados para su consideración personal)
EL BUDISMO, que a principios del siglo XX apenas se conocía fuera de Asia, desempeña hoy el papel de una religión universal. De hecho, muchos occidentales se sorprenden sobremanera al ver que el budismo medra en su propio vecindario. Gran parte de esto se debe al movimiento internacional de refugiados. Grandes comunidades asiáticas se han establecido en la Europa occidental, la América del Norte, Australia y otros lugares. A medida que multitudes crecientes de emigrados se establecen en una nueva tierra, llevan consigo al nuevo país su religión. Al mismo tiempo, cada vez más occidentales se han visto por primera vez cara a cara con el budismo. Esto, junto con la permisividad y la decadencia espiritual de las iglesias tradicionales, ha hecho que algunos se conviertan a la “nueva” religión. (2 Timoteo 3:1, 5.)
2 Así, según el 1989 Britannica Book of the Year, el budismo afirma tener por todo el mundo unos 300.000.000 de miembros, con unos 200.000 en la Europa occidental y la América del Norte respectivamente, 500.000 en la América Latina y 300.000 en la Unión Soviética. Sin embargo, todavía la mayoría de los budistas viven en países asiáticos, como Sri Lanka, Myanmar (Birmania), Tailandia, Japón, Corea y China. Pero ¿quién fue el Buda? ¿Cómo empezó esta religión? ¿Qué enseñanzas y prácticas caracterizan al budismo?
La cuestión de una fuente fidedigna
3 “Lo que se sabe de la vida del Buda se basa principalmente en la prueba que ofrecen los textos canónicos, de los cuales los más extensos y completos son los que se escribieron en pali, un idioma de la India antigua”, dice el libro World Religions—From Ancient History to the Present (Las religiones universales... desde la historia antigua hasta la actualidad). Esto significa que no hay ninguna fuente contemporánea de Siddharta Gautama, el fundador de esta religión —quien vivió en el norte de la India en el siglo VI a.E.C.—, que nos diga algo acerca de él. Por supuesto, eso nos plantea un problema. No obstante, una cuestión de más importancia es la de cuándo y cómo se produjeron los “textos canónicos”.
4 La tradición budista sostiene que poco después de la muerte de Gautama se convocó un concilio de 500 monjes para decidir cuál era la enseñanza auténtica del Maestro. Hay mucha controversia entre eruditos e historiadores budistas respecto a si en realidad se efectuó o no tal concilio. Sin embargo, el punto importante que debemos notar es que hasta los textos budistas reconocen que la enseñanza aceptada como auténtica no se puso por escrito, sino que fue aprendida de memoria por los discípulos. Transcurrió un espacio de tiempo considerable antes de que se escribieran los textos sagrados.
5 Según unas crónicas de Sri Lanka de los siglos IV y VI E.C., los más antiguos de estos “textos canónicos” en pali se escribieron durante el reinado del rey Vattagamani Abhaya en el siglo I a.E.C. No aparecieron por escrito otros relatos de la vida del Buda sino hasta quizás el primer siglo (o aun el siglo V) E.C., casi mil años después de su tiempo.
6 Por eso, según menciona el Abingdon Dictionary of Living Religions (Diccionario Abingdon de religiones vivas): “Las ‘biografías’ son de origen tardío y están repletas de datos legendarios y míticos, y los textos canónicos más antiguos son producto de un largo proceso de transmisión oral que aparentemente incluyó cierto grado de revisión y muchas añadiduras”. Un erudito hasta “afirmó que ni una sola palabra de la enseñanza registrada puede atribuirse con certeza absoluta a Gautama mismo”. ¿Hay razón para esas críticas?
Concepción y nacimiento del Buda
7 Considere los siguientes pasajes de Jataka, parte del canon pali, y de Buda-charita, un texto sánscrito (del siglo II E.C.) sobre la vida del Buda. Primero, veamos el relato de cómo llegó a concebir a Gautama en un sueño la madre del Buda, la reina Maha Maya.
“Los cuatro ángeles guardianes vinieron y la levantaron, junto con su lecho, y se la llevaron al Himalaya. [...] Entonces vinieron las esposas de aquellos ángeles guardianes y la condujeron al lago Anotatta, y la bañaron, para quitarle toda mancha humana. [...] No muy lejos de allí estaba el Cerro Plateado, y en él una elegante residencia dorada. Allí extendieron un lecho divino con la cabecera hacia el este, y la acostaron sobre él. Ahora bien, el futuro Buda había llegado a ser un magnífico elefante blanco [...] Ascendió al Cerro Plateado, y [...] caminó tres veces alrededor del lecho de su madre, con su costado derecho hacia él, y golpeándola por el costado derecho, pareció entrar en el vientre de ella. Así tuvo lugar la concepción en la fiesta a mediados del verano.”
8 Cuando la reina le contó el sueño a su esposo el rey, él llamó a 64 eminentes sacerdotes hindúes, los alimentó y vistió, y les pidió una interpretación. Esto fue lo que respondieron:
“¡No se inquiete, gran rey! [...] Usted tendrá un hijo. Y él, si sigue llevando la vida de la realeza, llegará a ser un monarca universal; pero si deja la vida de la realeza y se aleja del mundo, llegará a ser un Buda, y hará retroceder las nubes del pecado y la insensatez de este mundo”.
9 Más tarde, según informes, hubo 32 milagros:
“De repente los diez mil mundos temblaron, se estremecieron y se sacudieron. [...] Los fuegos de todos los infiernos se apagaron; [...] las enfermedades cesaron entre los hombres; [...] todos los instrumentos musicales emitieron sus notas sin que nadie los estuviera tocando; [...] en el poderoso océano las aguas se hicieron dulces; [...] los diez mil mundos llegaron a ser una masa de guirnaldas de la mayor magnificencia posible”.
10 Entonces vino el extraordinario nacimiento del Buda en un jardín de sales (un tipo de árboles) llamado el jardín de Lumbini. Cuando la reina quiso afianzarse de una rama del sal más alto del jardín, el árbol lo hizo posible inclinándose hacia ella. De pie, y afianzándose de la rama, ella dio a luz.
“Él salió del vientre de su madre como un predicador que desciende de su cátedra, o un hombre que baja por una escalera, con ambas manos y ambos pies extendidos, sin mancha de impureza del vientre de su madre. [...]”
“Tan pronto como nace, el [futuro Buda] coloca ambos pies firmemente en el suelo, da siete grandes pasos hacia el norte, con un dosel blanco por encima de la cabeza, y examina las cuatro partes del mundo, mientras exclama con sonido inigualable: Yo soy el principal, el mejor y el primero del mundo; este es mi último nacimiento; nunca más volveré a nacer.”
11 Hay otras narraciones tan elaboradas como esta acerca de su niñez, sus encuentros con admiradoras jóvenes, sus andanzas y casi todo suceso de su vida. Quizás no sorprenda el que la mayoría de los eruditos descarten estos relatos como leyendas y mitos. Un funcionario del Museo Británico hasta indica que, debido a la “gran cantidad de leyendas y milagros, [...] es imposible sacar de entre ellos la vida histórica del Buda”.
12 A pesar de esos mitos, circula ampliamente un relato tradicional de la vida del Buda. Un texto moderno, A Manual of Buddhism (Manual del budismo), publicado en Colombo, Sri Lanka, da el siguiente relato simplificado.
“El día de la luna llena de mayo del año 623 a.C. nació en el distrito de Nepal un príncipe indio sakya que tenía por nombre Siddhattha Gotama. El rey Suddhodana fue su padre, y la reina Maha Maya fue su madre. Ella murió pocos días después del nacimiento del niño, y Maha Pajapati Gotami fue su madre adoptiva.
”A la edad de dieciséis se casó con su prima, la hermosa princesa Yasodhara.
”Por casi trece años después de su feliz matrimonio llevó una vida de lujo, en feliz ignorancia de las vicisitudes de la vida fuera de las puertas del palacio.
”Andando el tiempo, gradualmente se dio cuenta de la verdad. En su año 29, cuando vino el momento crucial de su carrera, nació su hijo Rahula. Él vio a este hijo como un impedimento, porque se dio cuenta de que toda persona sin excepción tenía que nacer, enfermar y morir. Al comprender así la universalidad del dolor, decidió hallar una panacea para esta enfermedad universal de la humanidad.
”Por eso renunció a sus placeres de la realeza, abandonó su hogar cierta noche [...] se cortó el pelo, se vistió sencillamente como un asceta, y salió a vagar como Buscador de la Verdad.”
13 Está claro que estos pocos detalles biográficos están en agudo contraste con los fantásticos relatos de los “textos canónicos”. Y con la excepción del año en que nació, se aceptan comúnmente.
La iluminación... cómo sucedió
14 ¿Cuál fue el “momento crucial de su carrera” que hemos mencionado antes? Fue cuando, por primera vez en la vida, vio a un hombre enfermo, a un hombre de edad avanzada y a un muerto. Esta experiencia lo angustió profundamente, y él se preguntó el significado de la vida: ¿Por qué nacían los hombres, solo para sufrir, envejecer y morir? Entonces, según se dice, vio a un santo, alguien que había renunciado al mundo en busca de la verdad. Esto impulsó a Gautama a abandonar familia, posesiones y su nombre de príncipe, y pasar los siguientes seis años buscando la respuesta entre los maestros y gurús del hinduismo; pero no tuvo éxito. Los relatos nos dicen que siguió un derrotero de meditación, ayuno, yoga y renunciamiento extremo, pero no halló tranquilidad ni iluminación espiritual.
15 Con el tiempo se dio cuenta de que su derrotero extremo de renunciamiento era tan inútil como la vida dada a la satisfacción de sus deseos que había llevado antes. Entonces adoptó lo que llamó la Vía Intermedia, un derrotero en que evitaba los extremos de los estilos de vida que había seguido. Tras decidir que iba a encontrar la respuesta en su propia condición de entidad consciente, se sentó a meditar bajo una pipal, la higuera de la India. A la vez que resistía ataques y tentaciones del diablo Mara, se mantuvo constante en su meditación por cuatro semanas (algunos dicen siete semanas) hasta que supuestamente pasó a más allá de todo conocimiento y entendimiento y alcanzó la iluminación.
16 Mediante ese proceso, según la terminología budista, Gautama llegó a ser el Buda... el Despierto o Iluminado. Había alcanzado la última meta, el nirvana, el estado de paz e iluminación perfectas, libre de los deseos y el sufrimiento. También se le ha llegado a conocer como Sakyamuni (sabio de la tribu Sakya), y frecuentemente él se llamó a sí mismo Tathagata (uno que así vino [a enseñar]). No obstante, diferentes sectas budistas tienen distintos puntos de vista sobre este asunto. Para algunas el Buda es solamente un hombre que halló la senda a la iluminación para sí y la enseñó a sus seguidores. Otras lo ven como el último de una serie de budas que han venido al mundo a predicar o revivificar el dharma (pali: Dhamma), la enseñanza o el camino del Buda. Otras lo ven como un bodhisatva, el que había alcanzado la iluminación, pero aplazó entrar en el nirvana con el fin de ayudar a otros que buscaban la iluminación. Sea lo que sea, este suceso, la Iluminación, es de principal importancia para toda escuela budista.
La Iluminación... ¿qué es?
17 Después de haber sido iluminado y haber vencido alguna vacilación inicial, el Buda salió a enseñar a otros su nueva verdad, su dharma. Su primer sermón, y probablemente el más importante, lo pronunció en la ciudad de Benarés, en un parque de venados, a cinco bhiksus... discípulos o monjes. En ese sermón enseñó que, para salvarse, uno tiene que evitar tanto el derrotero de la satisfacción sensual como el del ascetismo, y seguir la Vía Intermedia. Entonces uno tiene que entender y seguir las Cuatro Nobles Verdades (véase el recuadro de la página opuesta), que se pueden resumir brevemente así:
1) Toda existencia es sufrimiento.
2) El sufrimiento surge del deseo o anhelo.
3) La cesación de los deseos significa el fin del sufrimiento.
4) La cesación de los deseos se logra siguiendo la Senda o Sendero Óctuple, que controla la conducta, el pensamiento y la creencia.
18 Este sermón acerca de la Vía Intermedia y las Cuatro Nobles Verdades comprende la esencia de la Iluminación y se considera el epítome de toda la enseñanza del Buda. (Por contraste, compárese con Mateo 6:25-34; 1 Timoteo 6:17-19; Santiago 4:1-3; 1 Juan 2:15-17.) Gautama no alegó que hubiera recibido inspiración divina para este sermón, sino que lo atribuyó a sí mismo con las palabras “descubierto por el Tathagata”. Se dice que en su lecho de muerte el Buda dio esta indicación a sus discípulos: “Busquen salvación solo en la verdad; no acudas por ayuda a nadie aparte de ti mismo”. Por eso, según el Buda la iluminación no proviene de Dios, sino del esfuerzo personal por desarrollar el modo de pensar recto y las buenas obras.
19 No es difícil ver por qué recibió buena acogida esta enseñanza en la sociedad india de aquel tiempo. Por una parte, condenaba las prácticas religiosas caracterizadas por avidez y corrupción que promovían los brahmanes hindúes (la casta sacerdotal), y por otra, condenaba el ascetismo austero de los jainas y otras sectas místicas. Además, abolía los sacrificios y los ritos, las miríadas de dioses y diosas, y el gravoso sistema de castas que dominaba y esclavizaba a la gente en todo aspecto de la vida. En pocas palabras: prometía liberación a todo el que estuviera dispuesto a seguir el camino del Buda.
El budismo extiende su influencia
20 Cuando los cinco bhiksus aceptaron la enseñanza del Buda, llegaron a ser la primera sangha u orden de monjes. Así se completaron las “Tres Gemas” o “Tres Joyas” (Triratna) del budismo, a saber: el Buda, el dharma y la sangha, que supuestamente ayudarían a la gente a ponerse en camino a la iluminación. Preparado así, Gautama el Buda pasó a predicar por todo el valle del Ganges. Personas de toda posición y condición social acudieron a oírle, y se hicieron sus discípulos. Para cuando él murió, a la edad de 80 años, había llegado a ser bien conocido y muy respetado. Según informes, sus últimas palabras a sus discípulos fueron: “El deterioro es inherente a todo lo compuesto. Obren con diligencia su propia salvación”.
21 En el siglo III a.E.C., unos 200 años después de la muerte del Buda, se presentó el mayor promotor del budismo, el emperador Asoka, quien llegó a dominar sobre la mayor parte de la India. Entristecido por la matanza y la agitación que sus conquistas habían ocasionado, abrazó el budismo y le dio el apoyo estatal. Erigió monumentos religiosos, convocó concilios y exhortó a la gente a vivir por los preceptos del Buda. Asoka también envió misioneros budistas a todas partes de la India y a Sri Lanka, Siria, Egipto y Grecia. Fue principalmente por los esfuerzos de Asoka como el budismo se transformó de una secta de la India en una religión universal. Con razón algunos lo han visto como el segundo fundador del budismo.
22 Desde Sri Lanka, el budismo se extendió hacia el este a Myanmar (Birmania), Tailandia y otras partes de Indochina. Hacia el norte, el budismo se difundió por Cachemira y el Asia central. De esas regiones, y desde fecha tan antigua como el siglo I E.C., monjes budistas cruzaron los inhóspitos montes y desiertos y llevaron su religión a China. Desde China no fue difícil que el budismo se esparciera a Corea y Japón. El budismo también fue introducido en el Tíbet, región vecina al norte de la India. Allí se mezcló con creencias locales y surgió como el lamaísmo, que dominó tanto la vida religiosa como la política de aquella región. Para el siglo VI o quizás el VII E.C. el budismo se había establecido firmemente en todo el sudeste de Asia y el Oriente Lejano. Pero ¿qué sucedía en la India?
23 Mientras el budismo extendía su influencia a otros países, en la India iba decayendo. Los monjes, muy entregados a asuntos filosóficos y metafísicos, empezaron a perder el enlace con sus seguidores laicos. Además, la pérdida del patrocinio de la realeza y la adopción de ideas y prácticas hindúes apresuraron la decadencia del budismo en la India. Hasta lugares sagrados budistas como Lumbini, donde nació Gautama, y Buddh-Gayá, donde experimentó la “iluminación”, cayeron en ruinas. Para el siglo XIII el budismo casi había desaparecido de la India, su país de origen.
24 Durante el siglo XX el budismo experimentó otro cambio de apariencia. La agitación política en China, Mongolia, el Tíbet y países del sudeste de Asia le dio un golpe devastador. Miles de monasterios y templos fueron destruidos y centenares de miles de monjes y monjas fueron echados de su país, encarcelados o hasta muertos. Con todo, la influencia del budismo todavía es vigorosa en el pensamiento y los hábitos de la gente de esos países.
25 En Europa y la América del Norte la idea budista de buscar “la verdad” dentro de la persona misma parece atraer a muchos, y su práctica de la meditación suministra un escape del bullicio de la vida occidental. Es interesante que en el prólogo del libro Living Buddhism (El budismo vivo), Tenzin Gyatso, el dalai lama del Tíbet en el exilio, escribiera: “Puede que hoy día el budismo desempeñe el papel de recordar a los occidentales que su vida tiene una dimensión espiritual”.
Los diversos caminos del budismo
26 Aunque se acostumbra hablar del budismo como si fuera una sola religión, en realidad está dividido en varias escuelas. Estas escuelas tienen diferentes interpretaciones de la naturaleza del Buda y sus enseñanzas, y cada una tiene sus propias doctrinas, prácticas y libros sagrados. Se dividen también en numerosos grupos y sectas, muchos de los cuales reciben profunda influencia de las culturas y tradiciones locales.
27 El Theravada (Camino de los Ancianos), o Hinayana (Pequeño Vehículo), es la escuela budista que medra en Sri Lanka, Myanmar (Birmania), Tailandia, Kampuchea (Camboya) y Laos. Para algunos, esta es la escuela conservadora. Recalca que cada persona obtenga sabiduría y obre su propia salvación por renunciar al mundo y llevar la vida de un monje mediante dedicarse a la meditación y el estudio en un monasterio.
28 En algunos de esos países es común ver a grupos de jóvenes (con cabeza rapada, larga vestidura de color de azafrán y pies descalzos) presentar sus tazones vacíos a los creyentes laicos cuya función es mantenerlos, para recibir así su sustento diario. Se acostumbra que los hombres pasen por lo menos parte de su vida en un monasterio. La meta final de la vida monástica es llegar a ser un arhat, es decir, alguien que ha alcanzado perfección y liberación espiritual del dolor y el sufrimiento que se experimentan durante los ciclos de renacer. El Buda ha mostrado el camino; a cada uno le toca seguirlo.
29 La escuela budista Mahayana (Gran Vehículo) por lo general se halla en China, Corea, Japón y Vietnam. Su nombre se debe a que recalca la enseñanza del Buda de que “la verdad y el camino de la salvación es para todos, sea que uno viva en una cueva, un monasterio o una casa [...] No es solo para los que abandonan el mundo”. El concepto mahayana básico es que el amor y la compasión del Buda son tan grandes que él no retendría de nadie la salvación. Enseña que como la naturaleza del Buda está en todos nosotros, toda persona puede llegar a ser un buda (un iluminado) o un bodhisatva. La iluminación no viene mediante autodisciplina intensa, sino por fe en el Buda y compasión hacia toda cosa viviente. Es obvio que esto atrae más a las masas de mentalidad práctica. Sin embargo, debido a esta actitud más liberal han surgido numerosos grupos y sectas.
30 Entre las muchas sectas mahayanas que se han desarrollado en China y Japón están las escuelas budistas de Tierra Pura (País Puro) y Zen. La primera de estas tiene como centro de su creencia la fe en el poder salvador del Buda Amida, quien prometió a sus seguidores que volverían a nacer en la Tierra Pura, o el Paraíso Occidental, una tierra de gozo y deleite donde habitan dioses y humanos. Desde allí es fácil entrar en el nirvana. Por repetir el rezo “Pongo mi fe en el Buda Amida”, en ciertas ocasiones miles de veces al día, el devoto se purifica para alcanzar la iluminación o para renacer en el Paraíso Occidental.
31 El budismo zen (la escuela Ch’an en China) recibió su nombre de la práctica de la meditación. Las palabras ch’an (chino) y zen (japonés) son variaciones de la palabra sánscrita dhyāna, que significa “meditación”. Esta disciplina enseña que el estudio, las buenas obras y los ritos tienen poco mérito. Se puede alcanzar la iluminación con simplemente reflexionar sobre enigmas tan imponderables como: ‘¿Cuál es el sonido de una sola mano que aplaude?’, y: ‘¿Qué hallamos donde no hay nada?’. La naturaleza mística del budismo zen se ha manifestado en las artes refinadas del arreglo floral, la caligrafía, la pintura con tinta, la poesía, la jardinería, y así por el estilo, que han recibido buena acogida en el mundo occidental. Hoy se encuentran centros de meditación zen en muchos países occidentales.
32 Finalmente consideramos el budismo del Tíbet, o lamaísmo. Esta forma del budismo recibe a veces el nombre de Mantrayana (Vehículo del Mantra) por su uso destacado de mantras, una serie de sílabas —que pueden tener o no tener significado— en largas recitaciones. En vez de recalcar la sabiduría o la compasión, esta forma del budismo recalca el uso de ritos, rezos, magia y espiritismo en la adoración. Se repiten rezos miles de veces al día con la ayuda de sartas de cuentas y molinillos de oraciones. Los complicados ritos se pueden aprender solamente bajo la instrucción oral de lamas, o líderes monásticos, entre los cuales los más conocidos son el dalai lama y el panchen lama. Después de la muerte de un lama se busca a un niño en quien, según se dice, el lama ha reencarnado, para que ese sea el siguiente líder espiritual. Sin embargo, ese término se aplica en general a todos los monjes, quienes, según un cálculo, en cierto tiempo eran aproximadamente la quinta parte de toda la población del Tíbet. Los lamas servían también de maestros, médicos, terratenientes y figuras políticas.
33 Esas divisiones principales del budismo se subdividen a su vez en muchos grupos o sectas. Algunos de esos grupos son devotos de algún líder en particular, como Nichiren, de Japón, quien enseñó que solo los escritos Lotus-Sutra mahayanas contienen las verdaderas enseñanzas del Buda, y Nun Ch’in-Hai, de Taiwan, a quien siguen multitudes. En esto el budismo no difiere mucho de la cristiandad con sus muchas confesiones religiosas y sectas. En realidad es común ver a personas que afirman ser budistas participar en prácticas del taoísmo, el sintoísmo, la adoración de antepasados y hasta costumbres de la cristiandad. Todas estas sectas budistas dicen que basan sus creencias y prácticas en las enseñanzas del Buda.
Las Tres Cestas y otras escrituras budistas
34 Las enseñanzas atribuidas al Buda se transmitieron oralmente y solo empezaron a escribirse siglos después de su muerte. Por eso, a lo más representan lo que sus seguidores de generaciones posteriores creían que él había dicho y hecho. Esto se complica más por el hecho de que para entonces el budismo se había dividido en muchas escuelas. Por eso, diferentes textos presentan versiones muy variadas de lo que es el budismo.
35 Los textos budistas más antiguos se escribieron en pali, idioma del que se dice que está relacionado con la lengua materna del Buda, alrededor del siglo I a.E.C. La escuela Theravada los acepta como los textos auténticos. Estos consisten en 31 libros organizados en tres colecciones llamadas Tipitaka (sánscrito: Tripitaka), que significa “Tres Cestas” o “Tres Compendios”. La Vinaya Pitaka (Cesta de la Disciplina) trata principalmente sobre reglas y ordenanzas para monjes y monjas. La Sutta Pitaka (Cesta de los Textos) contiene los sermones, parábolas y proverbios que pronunciaron el Buda y sus discípulos principales. Finalmente, la Abhidhamma Pitaka (Cesta de la Doctrina Superior) consiste en comentarios sobre doctrinas budistas.
36 Por otra parte, los escritos de la escuela Mahayana están en su mayor parte en sánscrito, chino y tibetano, y son voluminosos. Tan solo los textos chinos consisten en más de 5.000 tomos. Contienen muchas ideas que no estaban en los escritos anteriores, como relatos sobre budas tan numerosos como las arenas del Ganges, de quienes se dice que han vivido incontables millones de años, cada uno presidiendo su propio mundo búdico. No es exageración el comentario de un escritor respecto a que esos textos están “caracterizados por diversidad, imaginación extravagante, personalidades interesantes y repeticiones excesivas”.
37 No hay que decir que pocas personas pueden comprender esos tratados, que son muy complejos. El resultado de estos desenvolvimientos posteriores es que han alejado muchísimo al budismo del propósito original del Buda. Según la Vinaya Pitaka, el Buda quería que toda clase de persona entendiera sus enseñanzas, y no solo la clase educada. Con este fin, insistió en que sus ideas se enseñaran en el lenguaje de la gente común, no en el lenguaje sagrado y muerto del hinduismo. Por eso, a la objeción de los budistas de la escuela Theravada de que esos libros no son canónicos, la respuesta de los seguidores de la escuela Mahayana es que Gautama el Buda enseñó primero a los de humilde condición e ignorantes, pero que a los instruidos y sabios reveló las enseñanzas que se escribieron más tarde en los libros de la escuela Mahayana.
El ciclo del karma y el samsara
38 Aunque el budismo dio alguna libertad de las cadenas del hinduismo a la gente, sus ideas fundamentales todavía son un legado de las enseñanzas hindúes del karma y el samsara. El budismo, como lo enseñó originalmente el Buda, difiere del hinduismo en que niega la existencia de un alma inmortal y dice que el individuo es “una combinación de fuerzas o energías físicas y mentales”. No obstante, sus enseñanzas todavía giran en torno a las ideas de que toda la humanidad vaga de una vida a otra por innumerables renacimientos (samsara) y sufre las consecuencias de acciones del pasado y el presente (karma). Aunque su mensaje de iluminación y de liberación de este ciclo puede parecer atrayente, algunos preguntan: ¿Cuán sólido es el fundamento? ¿Qué prueba hay de que todos los sufrimientos son el resultado de las acciones de uno en una vida anterior? Y, de hecho, ¿qué prueba hay de que haya alguna vida pasada?
39 Una explicación acerca de la ley del karma dice:
“Kamma [equivalente pali de karma] es una ley en sí misma. Pero eso no quiere decir que tiene que haber un legislador. Las leyes comunes de la naturaleza, como la gravitación, no necesitan legislador. Tampoco exige legislador la ley del kamma. Funciona en su propio campo sin la intervención de un agente de dirección externo e independiente” (A Manual of Buddhism).
40 ¿Es eso razonamiento sólido? ¿Será verdad que las leyes de la naturaleza no necesitan un legislador? El Dr. Wernher von Braun, perito en cohetes, declaró en cierta ocasión: “Las leyes naturales del universo son tan precisas que no se nos hace difícil construir una nave espacial para volar a la Luna, y podemos medir el tiempo del vuelo con la precisión de una fracción de segundo. Estas leyes tienen que haber sido establecidas por alguien”. La Biblia también habla de la ley de causa y efecto. Nos dice: “De Dios uno no se puede mofar. Porque cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará”. (Gálatas 6:7.) En vez de decir que esta ley no requiere legislador, señala que “de Dios uno no se puede mofar”, lo que indica que esta ley fue puesta en función por su Hacedor, Jehová.
41 Además, la Biblia nos dice que “el salario que el pecado paga es muerte”, y “el que ha muerto ha sido absuelto de su pecado”. Hasta en los tribunales de justicia se reconoce que nadie puede ser sometido a proceso judicial dos veces con el riesgo de ser castigado por el mismo delito. Entonces, ¿por qué debería renacer una persona que ya ha pagado por sus pecados, simplemente para sufrir de nuevo las consecuencias de sus hechos del pasado? También, si uno no sabe por qué obras del pasado se le castiga, ¿cómo puede arrepentirse y mejorar? ¿Podría llamarse justicia a eso? ¿Está eso en conformidad con la misericordia, de la cual se dice que es la cualidad más sobresaliente del Buda? En contraste con eso, la Biblia, después de declarar que “el salario que el pecado paga es muerte”, pasa a decir: “Pero el don que Dios da es vida eterna por Cristo Jesús nuestro Señor”. Sí, promete que Dios eliminará toda la corrupción, el pecado y la muerte, y traerá libertad y perfección para toda la humanidad. (Romanos 6:7, 23; 8:21; Isaías 25:8.)
42 En cuanto a los renacimientos, esta es una explicación del Dr. Walpola Rahula, erudito budista:
“Un ser es simplemente una combinación de fuerzas o energías físicas y mentales. Lo que llamamos muerte es el cese total de las funciones del cuerpo físico. ¿Cesan por completo todas estas fuerzas y energías cuando el cuerpo deja de funcionar? El budismo dice: ‘No’. La voluntad, la volición, el deseo, el anhelo de existir, de seguir, de llegar a ser cada vez más, es una fuerza tremenda que mueve vidas enteras, existencias enteras, que hasta mueve al mundo entero. Esta es la mayor fuerza, la mayor energía del mundo. Según el budismo, esta fuerza no cesa con el no funcionamiento del cuerpo, que es la muerte; más bien, sigue manifestándose en otra forma, produciendo la reexistencia que se llama renacer”.
43 Al momento de la concepción uno hereda el 50% de sus genes de cada uno de sus padres. Por lo tanto, de ninguna manera puede uno ser totalmente igual a otra persona de una existencia anterior. En realidad el proceso de renacer no tiene el apoyo de ningún principio científico conocido. Los que creen en la doctrina del renacer suelen citar como prueba la experiencia de personas que afirman que recuerdan rostros, sucesos y lugares que no han conocido antes. ¿Es lógico eso? Si uno dijera que alguien que puede relatar cosas de tiempos pasados tiene que haber vivido en aquellos tiempos, también tendría que decir que el que puede predecir el futuro —y hay muchos que afirman que hacen eso— tiene que haber vivido en el futuro. Pero está claro que eso no es así.
44 Más de 400 años antes del Buda la Biblia mencionó una fuerza de vida. En su descripción de lo que sucede cuando alguien muere, dice: “Entonces el polvo vuelve a la tierra justamente como sucedía que era, y el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio”. (Eclesiastés 12:7.) La palabra “espíritu” se traduce de la palabra hebrea rú·aj, que significa la fuerza de vida que anima a toda criatura viviente, tanto humana como animal. (Eclesiastés 3:18-22.) Sin embargo, la diferencia importante es que rú·aj es una fuerza impersonal; no tiene voluntad propia ni retiene la personalidad ni característica alguna del difunto. No pasa de una persona a otra al ocurrir la muerte, sino que “vuelve al Dios verdadero que lo dio”. En otras palabras, las perspectivas de vida futura de la persona —la esperanza de una resurrección— están totalmente en manos de Dios. (Juan 5:28, 29; Hechos 17:31.)
El nirvana... ¿alcanzar lo inalcanzable?
45 Esto nos lleva a la enseñanza del Buda sobre la iluminación y la salvación. En términos budistas, la idea fundamental de la salvación es librarse de las leyes del karma y el samsara, y alcanzar el nirvana. ¿Y qué es el nirvana? Los textos budistas dicen que es imposible describirlo o explicarlo, que solo se puede experimentar. No es un cielo adonde uno vaya después de la muerte, sino algo que todos pueden alcanzar ahora mismo. Se dice que la palabra misma significa “apagar por soplo, extinguir”. De modo que algunos definen el nirvana como el cesamiento de toda pasión y deseo; una existencia libre de toda sensación, como el dolor, el temor, el deseo, el amor o el odio; un estado de tranquilidad, reposo e inmutabilidad eternos. Esencialmente, se dice que es la cesación de la existencia individual.
46 El Buda enseñó que la iluminación y la salvación —la perfección del nirvana— no vienen de ningún Dios ni de una fuerza externa, sino del interior de la persona por su propio esfuerzo en buenas obras y pensamientos rectos. Esto hace surgir la pregunta: ¿Puede algo perfecto salir de lo que es imperfecto? ¿No nos indica lo que todos conocemos por experiencia que, como dijo el profeta hebreo Jeremías, “al hombre terrestre no le pertenece su camino. No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”? (Jeremías 10:23.) Si nadie puede controlar completamente sus actos ni siquiera en los asuntos sencillos de cada día, ¿es lógico pensar que alguien pueda hallar su salvación eterna por sí solo? (Salmo 146:3, 4.)
47 Tal como no es probable que un hombre metido en arena movediza pueda salir de ella por sí solo, así toda la humanidad está atrapada en el pecado y la muerte, y nadie puede librarse a sí mismo de esta situación. (Romanos 5:12.) No obstante, el Buda enseñó que la salvación depende únicamente de los esfuerzos de uno mismo. Su exhortación final a sus discípulos fue “confíen en sí mismos y no confíen en ayuda exterior; adhiéranse a la verdad como una lámpara; busquen salvación solo en la verdad; no acudas por ayuda a nadie aparte de ti mismo”.
¿Iluminación, o desilusión?
48 ¿Qué efecto tiene esa doctrina? ¿Infunde en sus creyentes verdadera fe y devoción? El libro Living Buddhism informa que en algunos países budistas hasta “los monjes piensan poco en las cosas sublimes de su religión. Muchos creen que el esforzarse por alcanzar el nirvana es totalmente irreal, y la meditación casi nunca se practica. Aparte del estudio poco metódico del tipitaka, tratan de ser una influencia de bien y armonía en la sociedad”. De manera similar, la obra japonesa Enciclopedia Universal, en un comentario sobre el reciente resurgimiento de interés en las enseñanzas budistas, dice: “Mientras más se especializa el estudio del budismo, más se aparta de su propósito original... el de guiar a la gente. Desde este punto de vista, la tendencia reciente hacia el estudio riguroso del budismo no significa necesariamente el despertamiento de una fe viva. Más bien, hay que decir que, como fe, la verdadera vida de la religión que es objeto de una erudición metafísica complicada va perdiendo su poder”.
49 El concepto fundamental del budismo es que el conocimiento y el entendimiento llevan a la iluminación y la salvación. Pero las doctrinas complicadas de las diversas escuelas budistas solo han llevado a la situación “totalmente irreal” que ya hemos mencionado, que la mayoría de los creyentes no pueden comprender. Para ellos el budismo se ha reducido a hacer el bien y seguir unos cuantos ritos y preceptos sencillos. No se enfrenta con las preguntas que causan la mayor perplejidad en la vida, como: ¿De dónde hemos venido? ¿Con qué propósito existimos? Y ¿qué futuro les espera al hombre y la Tierra?
50 Algunos budistas sinceros han reconocido la confusión y la desilusión que han causado las doctrinas complicadas y los ritos gravosos del budismo como se practica hoy. Los esfuerzos humanitarios de grupos y asociaciones budistas en algunos países tal vez hayan aliviado el dolor y el sufrimiento de muchas personas. Pero como fuente de verdadera iluminación y liberación para todos, ¿ha cumplido el budismo con su promesa?
¿Iluminación sin Dios?
51 Ciertos relatos de la vida del Buda cuentan que en una ocasión él y sus discípulos estaban en un bosque. Recogiendo un puñado de hojas, él dijo a sus discípulos: “Lo que les he enseñado es comparable a las hojas que tengo en la mano; lo que no les he enseñado es comparable a la cantidad de hojas que hay en el bosque”. Por supuesto, lo que se infería era que el Buda había enseñado tan solo una parte pequeña de lo que sabía. Sin embargo, hay una omisión importante... Gautama el Buda no dijo casi nada acerca de Dios; tampoco afirmó alguna vez que él fuera Dios. De hecho, se dice que dijo a sus discípulos: “Si hay un Dios, es inconcebible que se interesara en mis asuntos cotidianos”, y “no hay dioses que puedan ayudar al hombre o quieran hacerlo”.
52 En ese sentido el papel del budismo con relación a la búsqueda del Dios verdadero por el hombre es mínimo. The Encyclopedia of World Faiths señala que “parece que el budismo primitivo no tomó en cuenta la cuestión de Dios, y ciertamente no enseñó ni exigió creer en Dios”. Por su insistencia en que cada persona busque la salvación por su cuenta, volviéndose hacia el interior a su propia mente o conciencia en busca de iluminación, el budismo es en realidad agnóstico, si no es ateo. (Véase el recuadro de la página 145.) Al tratar de librarse de las cadenas de superstición del hinduismo y su desconcertante serie de dioses míticos, el budismo pasó al otro extremo. Pasó por alto el concepto fundamental de un Ser Supremo, por cuya voluntad todo existe y funciona. (Hechos 17:24, 25.)
53 Debido a ese modo de pensar egocéntrico e independiente, el resultado es un verdadero laberinto de leyendas, tradiciones, doctrinas complejas e interpretaciones generadas por las muchas escuelas y sectas a través de los siglos. Lo que tenía la intención de traer una solución sencilla a los complicados problemas de la vida ha llevado a un sistema religioso y filosófico que es incomprensible para la mayoría de la gente. Más bien, el budista de término medio está sencillamente absorto en adorar ídolos y reliquias, dioses y demonios, espíritus y antepasados, y en efectuar muchos otros ritos y prácticas que tienen poco que ver con lo que Gautama el Buda enseñó. Está claro que el buscar iluminación sin Dios no tiene éxito.
54 Para más o menos el mismo tiempo en que Gautama el Buda buscaba el camino a la iluminación, en otra parte del continente asiático vivían dos filósofos cuyas ideas con el tiempo ejercieron influencia en millones de personas. Estos fueron Lao-tsé y Confucio, los dos sabios a quienes veneraron generaciones de chinos y otras personas. ¿Qué enseñaron ellos, y qué influencia tuvieron en la búsqueda de Dios por el hombre? Eso lo consideraremos en el capítulo siguiente.
[Notas]
Así se translitera su nombre del pali. Del sánscrito la transliteración es Siddhārtha (escrito a veces más sencillamente Siddharta) Gautama. Sin embargo, se han dado varias fechas del nacimiento: 560, 563, o 567 a.E.C. La mayoría de las autoridades aceptan la fecha de 560 o por lo menos ponen su nacimiento en el siglo VI a.E.C.
En Japón muchos budistas celebran una vistosa “Navidad”.
Las doctrinas budistas, como la de anatta (sin yo permanente), niegan la existencia de un alma invariable o eterna. Sin embargo, hoy la mayoría de los budistas, particularmente los del Oriente Lejano, creen en la transmigración de un alma inmortal. Su práctica de la adoración de antepasados y su creencia de que hay tormento en un infierno después de la muerte demuestran claramente esto.


Las Cuatro Nobles Verdades del Buda
  El Buda enunció su enseñanza fundamental en lo que se llama las Cuatro Nobles Verdades. Aquí presentamos en español citas del Dhammacakkappavattana Sutta (El fundamento del reino de la justicia), tomadas de la versión en inglés por T. W. Rhys Davids:
▪ “Esta, oh bhiksus, es la noble verdad sobre el sufrimiento. El nacimiento está acompañado de dolor, la degeneración es dolorosa, las enfermedades son dolorosas, la muerte es dolorosa. La unión con lo desagradable es dolorosa, doloroso es separarse de lo agradable; y todo anhelo que no se satisface, también es doloroso. [...]
▪ ”Esta, oh bhiksus, es la noble verdad sobre el origen del sufrimiento. En verdad, es esa sed que causa la reanudación de la existencia, acompañada del deleite sensual, que busca satisfacción ahora aquí, después allá... es decir, el anhelo de la satisfacción de las pasiones, o el anhelo de la vida, o el anhelo del éxito. [...]
▪ ”Esta, oh bhiksus, es la noble verdad sobre la destrucción del sufrimiento. En verdad, es la destrucción, en la cual no queda pasión, de esta misma sed; el dejar a un lado esta sed, el deshacerse de ella, el estar libre de ella, el ya no tener esta sed. [...]
▪ ”Esta, oh bhiksus, es la noble verdad sobre el camino que lleva a la destrucción del pesar. En verdad, es este noble sendero óctuple; es decir: puntos de vista rectos; aspiraciones rectas; habla recta; conducta recta; modo de vivir recto; esfuerzo recto; atención recta, y contemplación recta”.


El budismo y Dios
  “El budismo enseña el camino a la bondad y la sabiduría perfectas sin un Dios personal; el conocimiento más elevado sin una ‘revelación’; [...] la posibilidad de redención sin un redentor que sustituya, una salvación en la cual cada uno es su propio salvador.”—The Message of Buddhism (El mensaje del budismo), por el bhiksu Subhadra, como se le cita en What Is Buddhism? (¿Qué es el budismo?)
  Entonces, ¿son ateos los budistas? El libro What Is Buddhism?, publicado por el budista Lodge, de Londres, contesta: “Si por ateo usted quiere decir alguien que rechaza el concepto de un Dios personal, lo somos”. Entonces pasa a decir: “La mente que crece puede con la misma facilidad asimilar la idea de un Universo dirigido por Ley inmutable como asimilar el concepto de un Personaje distante que quizás nunca vea, que mora quién sabe dónde, y que en algún tiempo creó de la nada un Universo que está lleno de enemistad, injusticia, desigualdad de oportunidades, y sufrimiento y contienda interminables”.
  Así, pues, en teoría el budismo no aboga por creer en Dios ni en un Creador. Sin embargo, hoy hay templos y santuarios budistas en casi todo país donde se practica el budismo, y las imágenes y reliquias de budas y bodhisatvas han llegado a ser objetos a los que budistas devotos ofrecen oraciones, ofrendas y devoción. El Buda, quien nunca afirmó ser Dios, ha llegado a ser un dios en todo el sentido de la palabra.