viernes, 18 de junio de 2010

¿Por Qué las Personas Escogen No Creer en Dios?

7º Artículo del tema (ANÁLISIS DEL YO PERSONAL)

Hay numerosas razones intelectuales para no creer en una versión teísta de Dios: el naturalismo, el panteísmo, el deísmo, el problema del mal y otros. Estas, diríamos, sin embargo, son razones secundarias. Debido a que nuestras creencias acerca de Dios (como adultos) comienzan en nuestros corazones y luego influyen en nuestras mentes, las razones mencionadas anteriormente para no creer son secundarias ya que vienen después de otra creencia. La creencia primera es una que nace en el corazón (estructura sentimental). Es una elección de no creer.

¿Cuál es la principal razón para esta falta de fe? La respuesta es la deidad humana. Queremos ser Dios/dioses. Reconocer al Dios, sin embargo, significa una usurpación de nuestra propia "deidad." Subconscientemente, lo sabemos. Subconscientemente, entendemos que una relación con el Dios verdadero resultará en sujeción, y no queremos ser súbditos, sólo queremos ser reyes. Así que, en vez de tener una relación con el verdadero Rey y convertirnos por lo tanto en súbditos, escogemos permanecer como reyes nosotros. Esta elección es, inicialmente, una traición a nuestras creencias intelectuales (comenzamos con la creencia en Dios); sin embargo, después que se ha hecho la elección de corazón, nuestras creencias intelectuales comienzan a cambiar. Asumimos nuevas creencias intelectuales para corroborar la elección de nuestros corazones de rechazar a Dios.

Aun la teología de obras (la idea de que podemos ganarnos la salvación por medio de las obras) es un intento de la deidad humana. En esencia, es aseverar que estamos al nivel de Dios. Nos merecemos la vida y el tener una buena relación con Dios porque somos lo suficientemente “buenos,” “hacemos las obras que le agradan a Él” y apartamos lo mas esencial, la Fe, olvidando que la Fe en el sacrificio redentor de Cristo va unida a nuestra forma de vivir, (nuestras obras) tal y como se muestran en su Palabra y no nuestro propio criterio. Dios no podría ni siquiera pensar en dejarnos fuera. Somos demasiado esenciales. Somos Sus pares. Somos Dios/dioses. Pertenecemos ahí. La reencarnación, también, es una forma de teología de obras. La creencia es que, dada la suficiente cantidad de vidas, lograremos con el tiempo la salvación. Con el tiempo, seremos lo suficientemente buenos como para entrar en el paraíso. Dios había dejado en claro, sin embargo,

La decisión última de ser aceptados o no le pertenece a Él nosotros no somos quien.

Adán perdió la vida para sí mismo y para su prole. Cuando Dios creó a Adán, puso en el jardín de Edén el “árbol de la vida”. (Gé 2:9.) El fruto de este árbol no tenía ninguna cualidad intrínseca que impartiese vida; más bien, representaba la garantía de vivir “hasta tiempo indefinido” que Dios otorgaría a aquel que recibiese su permiso para comer del fruto. Como Dios colocó el árbol en el jardín con algún propósito, a Adán sin duda se le hubiese permitido comer de su fruto una vez que hubiera demostrado su fidelidad hasta un grado que Dios considerara satisfactorio y suficiente. Después que Adán transgredió, se le impidió comer del árbol. Jehováh dijo: “Ahora, para que no alargue la mano y efectivamente tome fruto también del árbol de la vida y coma y viva hasta tiempo indefinido...”. Seguidamente hizo valer su palabra; no permitiría que alguien indigno de la vida viviese en el jardín que había sido creado para personas justas y comiese del árbol de la vida. (Gé 3:22, 23.)

Lo que el hombre necesita para vivir. La inmensa mayoría de los investigadores científicos no solo pasan por alto la razón por la que muere la humanidad, sino, lo que es más importante, desconoce cuál es el requisito principal para alcanzar la vida eterna. Si bien es necesario que el cuerpo humano se alimente con regularidad, respire, beba y coma, hay algo mucho más importante para la conservación de la vida. Jehová hizo referencia a esto en su Palabra al decir: “No solo de pan vive el hombre, sino que de toda expresión de la boca de Jehová vive el hombre”. (Dt 8:3.) Jesucristo repitió este mismo principio y dijo además: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra”. (Jn 4:34; Mt 4:4.) En otra ocasión dijo: “Así como me envió el Padre viviente y yo vivo a causa del Padre, así también el que se alimenta de mí, sí, ese mismo vivirá a causa de mí”. (Jn 6:57.)

Paraíso, No Dios

Los seres humanos a menudo quieren un paraíso pero no a Dios. Trabajaremos por un lugar en Su "cielo" pero no queremos conocerlo a Él. Queremos el "cielo", pero no queremos tener nada que ver con su principal Residente. ¿Por qué? Porque entonces nuestra propia "deidad" se vería usurpada. Cuando Dios dice, "Dejen de tratar de ganarse mi favor y sólo acepten mi regalo de la salvación y lleguen a conocerme," nosotros contestamos (mediante una elección de nuestros corazones), "No quiero conocerte a Ti, pero sí quiero los beneficios de Tu favor, así que voy a tratar de continuar tratando de ganarme Tu favor. De esa forma retendré mi propio carácter de rey y todavía seguiré recibiendo los placeres del paraíso." La historia de Adán y Eva lo confirma. Querían el paraíso pero no a Dios, y querían convertirse en Dios.

El problema del argumento anti-teísta del problema del mal es simplemente más de lo mismo. Aquellos que subconscientemente desean, pueden imaginarse y creen en la posibilidad de un mundo perfecto (el paraíso terrenal) igual rechazarán a Aquél que lo ofrece y sin Quien no es posible. El problema del argumento anti-teísta del problema del mal muestra que una persona quiere el paraíso pero no a Dios. Y así, en un intento por "mantener el trono," las personas escogen descreer en Dios en sus corazones “centro de sus motivaciones” (la principal razón para la falta de fe) y reunir luego una munición mental para esta elección. Esta munición intelectual toma la forma de cualquier cantidad de razones (razones secundarias) para no creer en Dios (el argumento anti-teísta del problema del mal es sólo un ejemplo). Estas cortinas de humo son simplemente una justificación de una decisión previa de rechazar a Dios y, en consecuencia, "seguir siendo rey."

El Paraíso Encontrado

La ironía está en que el Dios de la Biblia ofrece su bondad inmerecida a aquellos que se sujetan a Él. Al sujetarnos al Rey Cristo nombrado por su Padre, nos convertiremos en co-gobernantes sobre su reino o como súbditos de ese reino para vivir aquí en la Tierra. Cuando lo rechazamos, sin embargo, nos auto justificamos creyendo que tenemos su beneplácito sin admitir que en la realidad hemos sido rechazados por Él.

Además, sólo aquellos que se sujetan al Rey obtienen el paraíso. Aquellos que quieren seguir siendo reyes, aunque puedan desear, imaginar y creer en la posibilidad de un mundo perfecto, no lo experimentarán. Dios ha dejado en claro (bíblicamente) que aquellos que lo rechacen no obtienen el paraíso - y no tendríamos que esperar que fuera distinto. ¿Por qué dejaría alguien que uno viva en Su hogar (para siempre) si Él supiera que uno lo odiaba secretamente? Él sabe que aunque uno pudiera pensar que quiera Su paraíso, no sería paraíso para uno. Todo en el paraíso le haría acordar de Él. Todo en el paraíso le recordaría de un Rey que está pugnando por su trono. En este caso no sería el cielo sino más bien es un rechazo total.

C. S. Lewis creía que al final sólo habría dos grupos en la humanidad: 1) aquellos que le dicen (o le hayan dicho) a Dios, "Tu voluntad sea hecha"; y 2) aquellos a quienes Dios les dice, "Tu voluntad sea hecha."

El evangelio de Cristo es la prueba decisiva de Dios para determinar en cuál bando caeremos. El mensaje de Cristo es que podemos ser reconciliados con Dios mediante Cristo, mediante su muerte redentora y mediante nuestra fe en esa muerte de sacrificio. El evangelio cristiano es altamente racional. Es una declaración que el Ser perfecto sólo es capaz de una relación perfecta. Logramos esa relación perfecta con Él mediante un apoderado, mediante la obra (ejemplo) de Cristo.

El problema surge, sin embargo, no por la base lógica de este mensaje de evangelio sino sobre el desenlace si uno cree en él. Los seres humanos saben implícitamente que la otra cara del perdón es la reconciliación con Dios; pero muchos de nosotros, tal vez la mayoría de nosotros, no queremos ser reconciliados con Dios. La reconciliación significa la usurpación de nuestro trono, así que ¿por qué tendríamos que estar interesados en el perdón de pecados? No queremos ser perdonados porque no queremos el resultado de ese perdón. No queremos paz con Dios principalmente porque no queremos a Dios. Por lo tanto, la redención de Cristo pierde su significado. Tiene significado sólo para aquellos que ya han decidido renunciar a su propio carácter de reyes y a su "deidad," y que entonces son liberados para sujetarse ante Quien es el verdadero Dios y Rey.

A la vista de las pruebas concluyentes podemos decir categóricamente que las mismas no son un dogma, ni un prejuicio, para quien lo acepte, por el echo de su corroboración demostrada, por lo tanto estas acusaciones de dogmatismo y prejuicioso carecen de fundamento alguno.

DEFINICIÓN DEL SER HUMANO

6º Artículo del tema (ANÁLISIS DEL YO PERSONAL)

En el siguiente planteamiento definiremos al individuo interiormente con sus cualidades internas no adquiridas sino más bien como lo que realmente es, su estructura.



LA CONCIENCIA

f. Conocimiento intuitivo o reflexivo que el sujeto humano tiene de su existencia, de sus estados y de sus actos, y del medio que le rodea. | Conocimiento o sentimiento íntimo del valor moral de las acciones humanas. | Conocimiento preciso y reflexivo de las cosas.

Sinónimos:

alma, interior, yo, corazón, sentimiento, cabeza; conocimiento, discernimiento, concepción, pensamiento, percepción, noción, idea, juicio; moralidad, escrúpulo, cuidado, reparo, delicadeza, pesar, remordimiento.



MORAL:

moral adj. Perteneciente o relativo a las costumbres, los actos y los pensamientos humanos, en especial desde el punto de vista de su bondad o malicia. | Que es conforme a las costumbres comúnmente aceptadas en una sociedad. | Que se presenta a la conciencia como algo que se juzga que está bien o mal, con independencia de que haya o no obligación material. | Que concierne a la acción o al sentimiento, por oposición a la razón lógica. | Dícese del conjunto de facultades humanas, por contraposición a lo físico o material. | Ético. | sentido moral. Capacidad de discernir entre el bien y el mal para actuar de acuerdo con lo que se valora como aceptable. | valor moral. Valor de orden espiritual, no físico. # TEOL. teología moral. Parte de la teología que trata de la ordenación de los actos humanos hacia su fin sobrenatural.

~ f. Conjunto de reglas de conducta consideradas como válidas con respecto a una norma o un fundamento. | Ética, estudio de los comportamientos humanos en tanto que están sometidos a un sistema de valores o de principios. | Estado del ánimo, individual o colectivo. | fig. Fuerza de espíritu, ánimos, arrestos; capacidad de actuar conforme a una decisión o necesidad a pesar de los contratiempos y las dificultades. | DER. INTER. internacional. Conjunto de reglas no jurídicas respetadas por los sujetos de derecho internacional en sus relaciones.



Sinónimos:

morera, zarzamora. _ étiva, filosofía moral, deontología; ánimo, valor. _ serio, severo, juicioso, estricto, ético, espiritual, inmaterial



CORAZÓN:

corazón m. Víscera muscular hueca, situada en el tórax, y que es el agente principal de la circulación de la sangre. | fig. Valor, ánimo, coraje. | fig. Benevolencia, amor. | fig. Medio, centro o núcleo de una cosa. | fig. Objeto al que se da forma de corazón. | fig. Interior de una cosa inanimada. | LOC. abrir el corazón a uno. fig. Quitarle el temor, darle coraje. | abrir uno su corazón. fig. Entregarse espiritualmente. | anunciarle, o decirle, a uno el corazón una cosa. fig. Hacérsela presentir, intuirla. | arrancársele a uno el corazón. fig. Sentir gran dolor o pesar. | atravesar el corazón alguna cosa. fig. Mover a compasión, sentir dolor o pesar por algo. | blando de corazón. fig. Sensible, que de todo se aflige o compadece. | clavarle, o clavársele, a uno en el corazón alguna cosa. fig. Provocarle gran dolor o sentimiento. | con el corazón en la mano. fig. Con sinceridad absoluta. | con el corazón en un puño. fig. Con angustia o temor. | de corazón. fig. Con sinceridad. | encogérsele a uno el corazón. fig. Estrechársele el ánimo. | helársele a uno el corazón. fig. Quedarse pasmado, perplejo, atónito. | no caberle a uno el corazón en el pecho. fig. Estar muy excitado o inquieto por un pesar o una alegría o por la ira. | fig. Ser bondadoso, magnánimo. | no tener uno corazón. fig. Ser insensible, cruel. | romper corazones. fig. Enamorar. | tener uno buen corazón. fig. Ser bondadoso. | tener uno mal corazón. fig. Ser cruel. | tener uno mucho corazón. fig. Ser noble, bondadoso, magnánimo. | fig. Ser apasionado, valiente. # ASTRON. Núcleo. | BOT. Término general utilizado para designar la parte interna de cualquier órgano u otra porción anatómica de una planta. | REL. En el Nuevo Testamento, designa la fuente de las diversas manifestaciones del hombre: lugar escondido; fuente del pensamiento, de la fe, de la comprensión y del endurecimiento; centro de las opciones decisivas, de la conciencia moral, de la ley no escrita y del encuentro con Dios, el único que puede llegar hasta su fondo. | TRANSP. de agujas. Pieza formada por la soldadura de dos cabos de raíl que forman ángulo agudo, que se coloca en desvíos o cruces de vías. | ZOOL. Parte ensanchada, a menudo provista de musculatura, del vaso sanguíneo principal de un invertebrado, cuya función es similar a la del corazón de los vertebrados.



Sinónimos:

entrañas, entretelas; amor, voluntad, benevolencia, bondad, solidaridad; interior, alma; centro, núcleo, meollo, médula

Extraido de la Enciclopedia Multimedia Planeta.




Como podemos apreciar estas cualidades son intrínsecas en el ser humano, es el mismo ser, su composición completa, independientemente de su intelecto el cual podemos decir que es la "herramienta" para ampliar el conocimiento.

El corazón además de ser un músculo con una función definida también adquiere el sentido figurado en el ser humano aludiendo a sus sentimientos internos no adquiridos, el centro de sus motivaciones e núcleo central, de ahí que el apóstol Pablo hiciera alusión a ellas .



Cuando Pablo (en su carta a los Romanos) hablaba del evangelio cristiano, decía que debía ser creído en el corazón (centro de nuestras motivaciones). Es interesante que omitió mencionar la mente en relación con el evangelio. En el pensamiento bíblico, el corazón es el asiento no sólo de las emociones sino de la voluntad. ¿Podría haber querido decir Pablo que creer en nuestros "corazones" es de alguna forma diferente de creer en nuestras mentes?

Es posible que todos los humanos nazcan como teístas, es innato en el ser humano la adoración a algo superior. Llegamos al mundo con la implantación natural en nuestro ser de la existencia de "Dios". El apóstol Pablo habla de este tema como sigue.

(Romanos 2:14-16) 14 Porque siempre que los de las naciones que no tienen ley hacen por naturaleza las cosas de la ley, estos, aunque no tienen ley, son una ley para sí mismos. 15 Son los mismísimos que demuestran que la sustancia de la ley está escrita en sus corazones, mientras su conciencia da testimonio con ellos y, entre sus propios pensamientos, están siendo acusados o hasta excusados.



El ejemplo de estas palabras las encontramos en los siguientes pasajes.

(Hechos 10:1-2) 10 Ahora bien, en Cesaréa había cierto varón de nombre Cornelio, oficial del ejército de la banda italiana, como se le llamaba, 2 hombre devoto y que temía a Dios junto con toda su casa, y hacía muchas dádivas de misericordia al pueblo y hacía ruego a Dios continuamente.)

(Hechos 10:4) 4 El hombre lo miró con fijeza y, atemorizándose, dijo: “¿Qué hay, Señor?”. Le dijo: “Tus oraciones y dádivas de misericordia han ascendido como recuerdo delante de Dios.



Debe notarse que Cornelio era gentil, pero en el relato siguiente se demuestra que en su YO INTERNO estaba consciente de la existencia de Dios.



Hechos 10: 1-8 Ahora bien, en Cesaréa había cierto varón de nombre Cornelio, oficial del ejército de la banda italiana, como se le llamaba, 2 hombre devoto y que temía a Dios junto con toda su casa, y hacía muchas dádivas de misericordia al pueblo y hacía ruego a Dios continuamente. 3 Como alrededor de la hora nona del día vio claramente, en una visión, que un ángel de Dios entraba a donde él estaba, y le decía: “¡Cornelio!”. 4 El hombre lo miró con fijeza y, atemorizándose, dijo: “¿Qué hay, Señor?”. Le dijo: “Tus oraciones y dádivas de misericordia han ascendido como recuerdo delante de Dios. 5 De modo que ahora envía varones a Jope y manda llamar a cierto Simón que tiene por sobrenombre Pedro. 6 A este lo está hospedando cierto Simón, curtidor, que tiene su casa junto al mar”. 7 Luego que el ángel que le habló se fue, él llamó a dos de sus sirvientes de casa y a un soldado devoto de entre los que le atendían constantemente, 8 y les contó todo, y los despachó a Jope.



Cornelio no era prosélito del judaísmo, como algunos han afirmado, aunque estaba familiarizado con los escritos de los profetas, daba dones de misericordia a los judíos, temía a Dios, oraba constantemente y usaba el nombre Jehováh. Las Escrituras dan prueba concluyente de que este oficial del ejército era un gentil incircunciso en el más completo sentido de la palabra. Si Cornelio hubiese sido un prosélito, Pedro no habría dicho que para él, un judío, era ilícito asociarse con este “hombre de otra raza”, en vista de lo que estaba escrito en la Ley concerniente al residente forastero. (Le 19:33, 34; Hch 10:28.) De haber sido un prosélito, los otros seis judíos que estaban con Pedro no se habrían quedado “asombrados” al ver que se derramaba el espíritu santo “sobre gente de las naciones”. (Hch 10:45; 11:12.) Además, ¿qué razón habrían tenido los “apoyadores de la circuncisión” para discutir con Pedro este asunto si Cornelio hubiese sido prosélito? (Hch 11:2.)



Es muy importante para nuestro entendimiento, la comprensión sin prejuicios de esta información, por que es el fundamento de lo que es el ser humano, cuando leemos en Génisis que el hombre fue hecho a la semejanza de Dios y el hecho de que Dios derramara su Espíritu sobre un gentil, corrobora plenamente, que el ser humano es consciente de la existencia de Dios.

Para muchos, sin embargo, eso cambia cuando crecemos. ¿Por qué ese cambio?

Cuando somos niños, tenemos un sistema de creencias algo desprejuiciado. Al crecer, esas creencias cambian mediante el prejuicio. Lo que comenzó (cuando éramos jóvenes) como una creencia natural en nuestras mentes "pasa" por nuestros "corazones" (centro de las motivaciones) y vuelve de nuevo a nuestras mentes. Es en nuestros corazones (el asiento de la voluntad) donde podemos escoger creer en algo o no. Aun si hemos creído en Dios en nuestras mentes y corazones cuando éramos niños, mediante nuestra propia elección podemos decidir descreer en Dios más adelante. Esta creencia de corazón entonces afecta nuestro intelecto y se vuelve una creencia intelectual. Este ciclo de descreimiento - que comienza en el corazón y que luego se dirige hacia la mente - creemos que se encuentra en gran medida en relación a la existencia de Dios. Las personas escogen no creer en Dios. En otras palabras, el rechazo de Dios es inicialmente volitivo y luego se vuelve intelectual.

Fran.