martes, 6 de julio de 2010

De una rajadura en un dique a una inundación en el valle

Intelectuales como Nietzche, Spinoza y Tillich, y muchos otros que los han seguido, han intentado crear una sociedad sin Dios, una sociedad libre para crear su propio sistema ético, sin las limitaciones de los mandatos dados por Dios.

¿Qué podemos esperar si estos líderes logran que gane terreno su modelo para un sistema de ética que no necesita de Dios?

Un ejemplo interesante podría ser la historia de la profesión médica en Alemania durante el régimen nazi. Se supone que esta profesión es protectora de la vida humana. El Juramento Hipocrático, que data de los egipcios, fija las normas más elevadas de confianza para quienes se dedican a esta profesión honorable.

¿Cómo llegó a convertirse la profesión médica de Alemania en nada más que un instrumento de muerte en manos de los nazis? Primero, la perspectiva que uno tiene de la naturaleza del hombre tuvo que cambiar de la de un ser espiritual a la de un ser puramente físico, sin ningún valor más allá del que la sociedad le asigna a un individuo. A través de años de atacar la moral tradicional y las verdades bíblicas, el pueblo alemán comenzó a ver a la humanidad por los ojos de filósofos alemanes como Nietzche y Heidegger. Estos hombres veían a la humanidad estrictamente como carne y sangre, solo diferentes de los animales en su progresión, y no en su naturaleza básica. (3)

Una vez que la población alemana en general y la profesión médica en particular aceptaron una forma de vida colectivista-autoritaria, estaba todo listo para usar la profesión médica para lograr los propósitos del Tercer Reich.

El holocausto nazi comenzó con un desplazamiento sutil de actitud que juzgaba el valor de las personas basándose en su relación costo/beneficio para el estado. Primero, comenzó con la esterilización y la eutanasia de las personas con severas enfermedades psiquiátricas. Pronto todos los que tenían enfermedades crónicas estaban siendo exterminados. No pasó mucho tiempo antes que todos los pacientes que habían estado enfermos por cinco o más años o eran incapaces médicamente de trabajar y con pocas probabilidades de recuperarse fueran transportados a centros de exterminio. Lo que comenzó como “muertes piadosas” en raros casos de enfermedad mental extrema pronto se amplió a una exterminación en masa en una escala sin precedentes. En poco tiempo, todos los que no podían trabajar y fueron evaluados médicamente como incapaces de ser rehabilitados fueron muertos. (4)

La profesión médica alemana entonces comenzó a usar partes del cuerpo humano para investigación médica, y esto llevó a los espantosos “experimentos humanos terminales”, en los que personas vivas eran usadas en experimentos médicos. (5)

Todo comenzó con la idea de que los seres humanos pertenecen a la sociedad y al estado. Según este punto de vista, si alguien es una carga para la sociedad y el estado, es lógico concluir que su vida no vale la pena ser vivida. A partir de la primera decisión de dar muerte a pacientes mentales gravosos, una cadena de sucesos siguió finalmente llevando a la muerte a la mayoría de los judíos de Europa, junto con millones de otros “indeseables”.

Si no creemos que fuimos creados por Dios, sino simplemente animales altamente evolucionados y si creemos que solo debemos rendir cuentas a la sociedad, entonces no tiene límite la depravación a la que podemos llegar en nuestra búsqueda de justificar nuestras acciones. La corrosión de la moral comienza en proporciones microscópicas, pero si no es controlada por una norma externa a nosotros seguirá hasta que la corrosión haga desaparecer el fundamento mismo de nuestras vidas, y nos encontramos hundiéndonos en un mar de relativismo.

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